Un seguro de vida es un contrato en el que el asegurado paga una prima a una aseguradora a cambio de que, en caso de fallecimiento o incapacidad, se pague una cantidad acordada a los beneficiarios designados. Su principal objetivo es ofrecer un respaldo económico a los seres queridos del asegurado en caso de que este falte o quede incapacitado.

Dependiendo de la cobertura afectada, los documentos pueden variar, pero generalmente se requiere una declaración del siniestro, justificantes médicos, certificados de hospitalización o defunción, y acreditación de los beneficiarios​

El asegurado puede designar a cualquier persona como beneficiario del seguro de vida. En caso de no haber designado a nadie, la indemnización se repartirá siguiendo un orden de prelación legal, comenzando por el cónyuge, luego los hijos, y así sucesivamente.

Sí, es posible cambiar a los beneficiarios en cualquier momento, siempre que estos no hayan sido nombrados de forma irrevocable. Para realizar el cambio, basta con comunicarlo por escrito a la aseguradora.

Si no se paga la prima, la cobertura del seguro puede suspenderse. La aseguradora generalmente ofrece un periodo de gracia de un mes para el pago, pero si no se abona, el contrato puede extinguirse, dejando al asegurado sin cobertura.

En España, las indemnizaciones de un seguro de vida pueden estar exentas del impuesto de sucesiones, lo que representa un ahorro significativo para los beneficiarios.

Es recomendable contratar un seguro de vida lo antes posible, ya que las primas suelen ser más bajas cuanto más joven sea el asegurado, y la protección es la misma independientemente de la edad.